¿Adiós a China en los puertos de EE. UU.? El cambio que sacude el comercio global
- Melyak International
- 23 abr
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Una reciente resolución de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos podría influir considerablemente en la estructura del comercio marítimo mundial. El 17 de abril se presentó el nuevo sistema de tarifas portuarias, que impacta directamente a los barcos diseñados y gestionados por empresas chinas que crucen puertos de Estados Unidos, lo que podría fomentar modificaciones estratégicas en las rutas de las principales líneas de navegación asiáticas.

Nueva fórmula de cobro: menos escalas, misma presión
La legislación modificada dicta que las tarifas se aplicarán por un itinerario completo y de acuerdo al tonelaje neto, en vez de calcularse por cada puerto visitado, como se planeaba inicialmente. Si bien este cambio reduce el peligro de saturación en las terminales portuarias de Estados Unidos, el efecto financiero acumulado continúa siendo considerable, en particular para flotas como las de Cosco Shipping y su subsidiaria OOCL, cuyos barcos se han construido en su mayoría en China.
De acuerdo con proyecciones del analista Lars Jensen, estas empresas podrían afrontar gastos que superen los 8 millones de dólares por itinerario, sin un límite máximo establecido, en contraposición al esquema inicial que establecía un límite de 1 millón por barco. Este panorama podría incentivar un replanteamiento exhaustivo en las operaciones dirigidas hacia América del Norte.
Transbordos desde el Caribe: una vía alternativa
En este contexto, numerosas compañías navieras estudian disminuir las recaladas directas en Estados Unidos y deciden enfocar sus operaciones en puertos principales del Caribe. A partir de ese punto, aumentarían los movimientos de carga por transbordo, facilitando el ingreso de bienes al mercado de Estados Unidos sin exponer las embarcaciones más caras a los nuevos impuestos.
Igualmente, la exención para embarcaciones de menos de 4.000 TEUs o con distancias menores a 2.000 millas náuticas podría fomentar un uso más intensivo de embarcaciones pequeñas en rutas regionales, en particular desde América Latina y el Caribe.
Repercusiones globales: más allá de las navieras chinas
El efecto no se restringe a los operadores de China. Las embarcaciones europeas y asiáticas con barcos fabricados en China también tendrán que reconsiderar su distribución de flota. El peligro de tener tasas de hasta 4 millones de dólares por itinerario podría provocar una rotación de activos, reemplazando de manera temporal estas embarcaciones por otras edificadas fuera de China, lo que modificaría el balance en rutas internacionales esenciales.
Incentivos y cuellos de botella
La medida parece dirigirse a impulsar la utilización de embarcaciones de origen estadounidense, especialmente en áreas como el transporte de vehículos y, eventualmente, el de gas natural licuado. Sin embargo, la escasa capacidad de producción de la industria naval de Estados Unidos presenta retos significativos, tales como posibles aumentos en los costos y retrasos en la adaptación de las flotas.
Un cambio estructural en el comercio marítimo
Esta política, más allá de su carácter fiscal, simboliza una intervención directa en las dinámicas mundiales del comercio por mar. Podría agilizar la segmentación de las rutas internacionales en función del procedencia de los barcos, generando una nueva lógica de planificación que valora la eficiencia en las operaciones, pero también considera factores geopolíticos y regulatorios.
Con un periodo de 180 días previo a su implementación, las rutas marítimas ya se encuentran en un proceso de adaptación que podría volver a romper las relaciones marítimas entre Asia, el Caribe y América del Norte. Lo que inició como una política de tarifas, podría convertirse en un hito crucial en la formación de la logística mundial.
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